04 mayo 2008

68 – 40 = 2(00)8

Un hilo de sangre
en las puertas de la fábrica Renault,
un hilo de sangre en Tlatelolco,
un hilo de sangre en la selva
de Bolivia, del Congo, de Camboya
un hilo de sangre, Sarte, la Sorbona
un hilo de sangre, Londres, California
un hilo de sangre, la ofensiva del Tet, la Praga
de los tanques soviéticos, las flores
un hilo de sangre, Janis Joplin
un hilo de sangre en Frankfurt
otro en Roma...

La hilandera global de ese tejido,
tapiz de la derrota,
donde polillas del miedo
hacen vacío
del futuro que estorba
anclado en cicatrices y aneurismas,
derrames cerebrales y algo
que succiona:
máquina de sujetos a una noria,
redil de lo imposible,
y la imaginación que estorba.

Un hilo de sangre, y sangra todavía
la historia de esta historia.
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