18 febrero 2009

son ajeros







"Lo que sucede en las fincas se repite calles adentro de los pueblos, donde las empresas alquilan casas a los vecinos para esconder de los inspectores la mano de obra infantil. Aunque ínfimos, los chicos que emprolijan ajos en esos galpones clandestinos gozan de algunos beneficios que aquellos que lo hacen a cielo abierto no tienen. Si por «beneficio» se entiende el contar con un techo de caña que proteja del sol y un baño cerca. O trabajar jornadas de menos horas y poder regresar a sus hogares para almorzar."

Ailín Bullentini: El drama de los niños ajeros
publicado en el periódico Página 12, Argentina, 18/2/2009

el bebé no se duerme, cascabel:
las sonajas de ajo suenan mudas

los dedos son diez ristras de dolor
las manos migración
y la siembra paliza

hoy la cocina huele a esclavitud
cuando picas el ajo
y en oliva lo fríes

y hoy ese pueblo hiede a esclavitud
en Maipú o Guaymallén
en tierras mendocinas

las ristras son bracitos de dolor:
encadenadas sombras
ajados desperdicios

no suena el sonajero: es la mudez
un niño que deschala las penurias