07 diciembre 2007

Epigramas del emperador XXX (y último)

No he sido lo suficientemente claro en esta oscuridad de hoy, donde serpientes y manzanas recrean mutuamente la fábula del poder.
Lo reconozco.
Y me recuerdo paladeando el halago, ahora que olvidé cómo halagar al paladar.
Ya mi lengua ha perdido la capacidad de degustar: sólo me queda una baba insulsa y un hilito de silencio.
Nada más.

No hay comentarios.: