27 noviembre 2006

Epigramas del emperador (XV)

Entre el obsecuente y el crítico, elige siempre al último. No te hará más suspicaz ni más sabio. No será una amistad más segura. Simplemente, elígelo para tenerlo más cerca a la hora de aplastarlo. Y por el obsecuente, no te preocupes: siempre estará a tu sombra, incluso cuando te traicione.

18 noviembre 2006

Epigramas del emperador (XIV)

El ciruelo de jardín no prometía frutas, pero las dio. A veces sucede que recibimos piedad cuando esperamos un estacazo o un golpe de quien esperamos alivio. Son formas de lo sorprendente y de la ingratitud, a las que no conviene avenirse.

17 noviembre 2006

apresan a un dictador

poema a propósito de la noticia del día en uruguay




desde abajo de tu zapato civil
tu bota militar
tu capucha siniestra

desde lo más hondo de un dolor preterido

desde la garganta en brasas de tu primera y tu última víctima

quisiera que a tus ochenta años
en el crepúsculo de tu vida
mirando las paredes de la celda
entendieras que entre los nuestros hubo mucho sufrimiento
y que tú fuiste uno de los responsables
sólo uno, entre tantos

y quisiera además que el cielo
en el que dices creer
se cierre para vos como el esfínter rectal
de una rata gigante y mortífera
y que allí vayan a golpear las narices
de tu último suspiro

09 noviembre 2006

Epigramas del emperador (XIII)

Los dejo que ellos elijan:
libertad es elección.
En eso gastan sus vidas
en elegir lo peor.

Elijen mis preferencias
sin saber que en su elección
el que de verdad elige
siempre sigo siendo yo.

04 noviembre 2006

Epigramas del emperador (XII)

Hay quienes abandonan una pelea. Hay quienes se abandonan y dejan de pelear.
No todos los abandonos conllevan el mismo resultado, ni todos son posibles: se puede abandonar la lucha, pero no se puede abandonar la derrota.

01 noviembre 2006

Epigramas del emperador (XI)

Siempre que hables con eslóganes, prescindas del pensar y el reflexionar, y sientas que el odio y el desprecio te erizan la piel como un chirrido, has de saber de qué lado te ubicas.
Y te digo, que con armas melladas no se ganan batallas, aunque también esto pueda resultarte un eslogan cansino.